Principia el viaje


“Ansina” mismo, -dijo natalio- cuando regresaba entre una cortina de humo sobre los magueyes, que desde ese día le apodamos “la virgen”, ya hacía algún tiempo que estaba buscando la manera de “desdoblarse”, que era, en la teoría quántica, algo así como fragmentarse, transitar la línea del tiempo, por esos parajes que la gente de ciencia ha mencionado que existen; volverse como el omnipresente, tener ubicuidad, y viajar sin barreras, sin privaciones; Volar.  Algo realmente admirable.

Los ensoñadores le habían instruido bien, y sabía perfectamente como fundir el momento original con el actual, a mi me seguía pareciendo extraña la forma en que su cuerpo había sido despojado, ninguna idea razonable lograba contestarme. Así tenía que suceder, si hubiera explicaciones para aquello, tal vez me hubiera sentido defraudado, como cuando con los ojos de niño, se entiende “el truco” de los magos...

Hasta entonces, San Luis, solo era una parte mas del desierto desde Sonora, zacatecas, Durango… Alguna vez quedamos de pasearnos de tarde o de disponernos a un buen rato de convivencia en el bar que queda cerca del arco norte de Matehuala. A las doce en punto del día me encontraba con la mirada del Turista buscando puerto Bagdad.
Cuando éramos más jóvenes hicimos muchas promesas, nos hermanamos de muchas formas; yo hago el amor con todos ustedes –decía dara-, los conozco como si tuviéramos relaciones en el pasado, como si los conociera desde todo aquel tiempo que ya ha pasado y por eso los quiero, porque confío en ustedes al igual que en mis hermanos y mas aun, como si fueran yo mismo repartido.
El estuvo acostumbrado al desamor con ganas, del tipo de los hombres que aman demasiado, poeta, escritor, músico, observador de su condición común, de su realismo mágico; Comenzaba a convertirse de pronto parte importante de un movimiento con visión distinguida que se preparaba para el futuro.
En aquellos tiempos no era tan común contar con un teléfono celular, y aunque así fuera, seguramente que ninguno de nosotros tendría uno. Caminaba fuera de la central pensando en que debido a que veníamos de cuatro puntos distintos fue necesario optar por un lugar conocido para encontrarnos y lo único que sabía es que el pueblo llamado San Francisco al parecer era el mas cercano que de acuerdo al viejo mapa de consulta, debía haber. No sabía como iba a llegar ni  por donde comenzar mi camino y la verdad es que las botas ya me estaban apretando hasta el cuello, tan corvo como un día de trabajo en la herrería, el viaje me había volteado las costillas pareciera que la espalda se me fuera a romper en cualquier momento…
Al fin llegue a un bar y me pedi una cerveza, al puro estilo del oeste, la bebía en la barra, mientras cavilaba sobre la situación en la que me estaba paseando, me ensimismaba, sin dejar de ver al horizonte de las luces y la barra donde un par de piernas me llamaban harto la atención, ¡como se lucían en esas redes de medias negras¡, como me incitaban al deseo y sin embargo mi mirada abducida se perdía en mi propia atmósfera.

Era oportuno empezar a llenar mi vida hasta el borde. El Universo crece a medida que se le descubre

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