Cien años Abuela..y sigue de la chingada

Solicito bajo protesta, decir la verdad que hoy me acompaña… ya que soy muy malo para olvidar el pasado.

A pesar de los intentos de querer unirme a la estupidez de este país, no puedo; He invertido muchos dolores de cabeza, tratando de no darme cuenta de lo que sucede, hasta he simulado estar orgulloso de el bicentenario, he, maravillado, volteado a ver el futbol y participado en las ostentosas mesas redondas y foros de discusión, en que se somete a juicio la razón y todo es en vano.
Este país es cagante y estúpido, está constituido en su inmensa mayoría por entes sometidos por naturaleza, sumisos por convicción, hijos, nietos, hermanos de la chingada por un español, inquisitivamente obligados a creer en un solo Dios, destinados a no tener nada, a envidiar todo, porque son incapaces de hacer algo por sí mismos, incapaces de pensar y con el gusto febril por involucrarse con todas las vidas que no sean la propia, para desincorporarse, para no sentir, para despersonalizarse, para no vivir y ser confortablemente parte de la masa de un narco país en ruinas. Esperando ser recompensados "después de muertos".
Absueltos, de este modo, de la vida y los dolores, ciegos de los sentidos y el corazón, castrados de las ideas y de las palabras, hechos pues a medida del sistema, hemos pasado por tantos eventos que ya la costra se ha hecho callo y los sentimientos se acabaron. 

“¿A dónde está tu orgullo, tu revolución?, Porque a todo el mundo le dices: patrón!”

Así pues, amparados en la versión oficial, que los medios televisivos y radiales se encargan de repetir una y otra vez, sin dar oportunidad al pensamiento, nos dirigimos al sometimiento del hogar y de los hijos, que dicho sea de paso, estamos educando para ser carne de cañón de la elite política que nunca ha dejado el poder a pesar de la independencia y la revolución.
Todos como robotes, hambreados, desde el microbusito del señor licenciado, desde el taxista, desde la comadrona, la pitonisa, los merolicos y los profetas de la peste. Gandayas, ojetes, engañando a su propia gente, defraudadores del sentido común y la lógica, farsantes, charlatanes, haciéndose ricos con la ignorancia, ateítos de porquería. Honorable congreso de la unión.
Un pueblo sin dignidad y con las piernas temblorosas, con el miedo a cuestas y el de jesus en la boca, con la preocupación de perder lo poco que les ha dado su “creditcard” y sin embargo  con una feria en la bolsa dispuestos a ser asaltados; Un pueblo que además paga academias de policía “de mucho mundo” o ejércitos, que los poderes usan para someter a la menor provocación, mercenarios dispuestos a causar o de ser necesario sufrir, cualquier “daño colateral" para sacar a flote la mano que creen que les da de comer.

Son incontables las veces y las voces calladas, las tumbas falsas y las fosas comunes, los separos, las torturas, las abducciones, desapariciones forzadas, guerras limpias y sucias, los cacicazgos,  las incoherencias, las burlas, la marginación, la desigualdad, los coyotajes, los IFEs…
Un pueblo que juega a ser nación, a ser patria a ser lo que sin mucho conocimiento de causas defienden y  trasmiten a sus hijos, para patear la papa caliente otra generación, un pueblo que intentó ser país y (al estilo del buen Rulfo) no pasa de ser paisaje. 
Hoy mi abuela hubiera cumplido 100 años con nosotros, y solía maldecir la revolución que nunca conoció; Aburrida y decepcionada, un día, solo se fue.

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